Bésame Mucho: El arte de disfrutar el mezcal despacito

Tomar mezcal “a besitos” es una tradición que invita a saborear la bebida lentamente, como un susurro compartido en la intimidad de una conversación. Tal como lo describió Juan Rulfo: “El mezcal no es para emborracharse, es para acompañar el alma”. Este acto refleja la esencia de la cultura mexicana, donde el ritual y la profundidad son valorados sobre la inmediatez, tal como lo exploró Octavio Paz en El laberinto de la soledad. Beber mezcal despacio es una manera de detener el tiempo, de hacer una pausa en un mundo que nos exige prisa, y de reconectar con nuestras raíces. 

Desde una perspectiva sociológica, Roger Bartra señala que nuestras costumbres están profundamente ligadas a cómo nos relacionamos con los demás y con nuestro entorno. Así, tomar mezcal en pequeños sorbos refuerza nuestra conexión con la tierra y el trabajo artesanal del maestro mezcalero. Este ritual también se refleja en la cultura popular mexicana, donde canciones rancheras como “Cucurrucucú Paloma” de Tomás Méndez y “Amanecí en tus brazos” de José Alfredo Jiménez, evocan la idea de que lo más valioso se disfruta con calma.

Los expertos en mezcal también respaldan esta práctica, señalando que tomar la bebida “a besitos” permite:

  1.  Apreciar la complejidad y los matices de su sabor, mismo que cambia en cada mezcal gracias a factores como el tipo de agave y método de destilación.
  2. Honrar su origen artesanal y el esfuerzo que conlleva su producción (cada sorbo es un reconocimiento al trabajo del maestro mezcalero) 
  3. Respetar su alta potencia alcohólica: el mezcal suele tener un alto contenido alcohólico, generalmente entre 40% y 50%. Tomarlo despacio ayuda a controlar la cantidad ingerida, evitando una intoxicación rápida y permitiendo que el cuerpo procese el alcohol de manera más suave.
  4. Honrar el ritual (para muchas comunidades mezcaleras, el mezcal es más que una bebida; es un elemento central en rituales y ceremonias)
  5. Conectar con la Tierra: El mezcal es una bebida que está profundamente conectada con la tierra y las raíces de donde proviene el agave.
  6. Disfrutar el momento presente. 

En resumen, el mezcal, como la vida misma, se toma con amor y paciencia, despacito, a besitos.

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